
Llegas a trabajar a tu servicio, hablas con tu colega o con las salientes de turno, y de nuevo el mismo problema.
¿Cómo es posible que aún no lo hayan resuelto? Es tan evidente y genera tantas dificultades que te cuesta creer que no se haya resuelto.
Lo comentas a tu colega mientras ve la ficha de un paciente, pero no lo percibe igual, cree que el tema no va por ahí. Vas a hablarlo con otra persona, pero no parece entenderlo, o al menos no entiende su relevancia. ¿Te ha pasado esto?
La relevancia de cómo se declara un problema
“Un problema bien planteado está medio resuelto” – Charles Kettering
Un “planteamiento” o “declaración” de problema es una breve descripción de qué es lo que se busca mejorar. Entre más claro y precisa sea, más fácil será comunicarlo y que sea un motivador.
Pero si no está claro para todos, ¿Cómo puedes llegar a una solución? El primer obstáculo suele ser lograr acuerdo entre los involucrados respecto a cuál es el problema, y que sea objetivo y no en base a sensaciones. De no lograrlo, hay conflictos y puede empeorar el clima laboral.
Encontrar esta declaración, clara, precisa y justificada, con la que todos estén de acuerdo, es el primer paso para lograr cualquier mejora en tu institución, que se traduce en un mejor servicio a tus pacientes.
Declarando un problema de buena forma
“La formulación del problema es a menudo más esencial que su solución…” – Albert Einstein
El cómo declares el problema, qué información incluyes, influye directamente en que sea solucionado. Y a pesar de que cada problema es distinto, hay formas de declarar una problemática que te facilitarán su resolución.
Lo primero es establecer qué pasa, ¿qué es lo que quieres solucionar? Aquí debes evitar opiniones basarte en datos o información objetiva. Es distinto decir: “los medicamentos siempre llegan atrasados”, a decir: “los medicamentos llegan un 75% de las oportunidades en más tiempo del acordado”.
Luego, dónde sucede el problema. Establecer en qué unidad, servicio, o proceso en particular ocurre. Ubicar el problema te ayudará a mostrar a quiénes está afectando.
Muy importante es que expliques por qué es un problema, ¿qué efectos o dolores produce esta situación? Con la información y datos que tengas, muestra por qué se debe resolver esta problemática. Si sabes el impacto del problema en dinero, tiempo de algún profesional o alguna otra métrica, es vital mencionarlo pues le da objetividad a la problemática.
Y a pesar de que afecte más a los colaboradores que a los pacientes, destaca el efecto que tenga en el paciente, aunque sea indirecto, en particular en su experiencia y seguridad.
Por último, establece el tiempo en que ha ocurrido este problema. Si es reciente o si lleva mucho tiempo ocurriendo. Esta temporalidad puede estar asociada a un evento cíclico, como campañas de invierno, fines de semana, u otro.
Estos cuatro elementos, darán una idea clara de lo que ocurre y de su relevancia. Piensa en la audiencia cuando declares esta declaración de problemática, es posible que necesites recursos de la administración o convencer a miembros del equipo que participen en la solución y debes adaptarte a tu audiencia.
Una buena declaración de problemática, clara y concisa, puede hacer la diferencia entre solucionar, o no solucionar una situación. Muchas veces los tomadores de decisión están muy lejos del problema para entender su relevancia, por eso es necesario explicar sus efectos e impacto de buena manera, para movilizar a las personas que sean necesarias para encontrar una solución. Esto es necesario para poder mejorar las condiciones de los colaboradores, los procesos y finalmente el servicio que se le entrega a los pacientes.
La segunda parte de este artículo puedes leerla aquí
Comments